Nació en Villar de Corneja, Ávila, en 1908 y murió en Madrid, el 8 marzo 1978. Hija de Saturnino Herrera López y de Antonia Vaquero Garrido, nace en este pequeño pueblo abulense pero pronto la familia se traslada a Madrid. La niña que era de espíritu inquieto se recorre España como corista, y así llega a Frailes con otra compañera conocida como la “Boronda” por sus redondeces corporales. Tuvieron tanto éxito que su estancia en Frailes duró casi un mes. El espectáculo eran ellas dos cantando y bailando acompañadas al toque por la guitarra de Braulio Murcia Garrido y al acordeón de Fermín Murcia Fernández. Alicia era conocida como la “Cañillabá” por su esbeltez en la figura, pues de talla era pequeña, era la encargada del baile, que se limitaba a taconear a duras penas mientras que el público, masculino en su inmensa mayoría, alucinaba viendo como se malmovía aquella joven de pelo moreno y gracejo especial que hacía que los caballeros se tirasen duros a sus pies como parte de su jornal. Del embrujo de aquella recortadita joven quedó prendado Luis Tello Castro que, cuando ella deja Frailes para continuar con su espectáculo, el joven se marcha con ella y se casaron en Madrid en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, el 16 de octubre de 1923. Fruto de este matrimonio son sus tres hijos, Alicia, 1928), Francisco, 1933 y Merceditas/Luisa (1935), todos ellos nacieron en Frailes, en donde se había instalado el matrimonio tras su boda.
En Frailes, Alicia, como le gustaba llamarse, pronto se adaptó a las costumbres del pueblo pues tanto ella como su esposo eran de la gente más pudiente pero sin ser de los mayores propietarios. En 1935 estaba afiliada a Acción Popular, Junta Directiva Femenina, con el cargo de vicesecretaria. Pero el estallido de la Guerra Civil marcará un antes y un después en las vidas de Alicia y su marido Luis Tello. Tras los sucesos de julio del 36, y al ser tomada Alcalá la Real en septiembre de ese año, Luis huye a la zona Nacional y Alicia queda en Frailes con sus tres hijos pequeños.
Comienza para Alicia una etapa decisiva en su vida que la lleva a actuar de doble espía. En Jaén delata a los derechistas que bien conocía y en Granada a los izquierdistas. Era conocida como la tía del abanico, en una taberna de la calle Tinajilla en Granada, se abanicaba cuando entraba algún miembro de la izquierda, era la señal para que se produjera la detención y posterior “juicio” que en la mayoría de los casos suponía el fusilamiento en las tapias del cementerio granadino con otra de sus frases celebres: A las tapias.
Por el expediente de su marido sabemos que: en abril de 1937 fue encarcelada en la zona roja y después de diferentes pruebas, fue enviada por el Gobierno de Valencia a la España Nacional como espía, quedando sus tres hijos como rehenes. En julio de 1937 fue nombrada junto a su marido, Agente del Servicio de Información Militar (SIMP). Descubiertas por el gobierno republicano sus actividades en Granada, se vio involucrada un atentado de fatales consecuencias para Mariano Pelayo Navarro, por entonces Delegado de Orden Público en Granada. Por este motivo fueron fusilados 55 encausados. Tras salir ilesa del trance, pasó a Sevilla al Servicio del Ministerio de Orden Público, donde descubrió otro complot de mas de 100 encartados.
Tras finalizar la guerra se marcha a Madrid con sus tres hijos y su marido que en julio de 1939 es policía en la capital. Su residencia estaba en la calle Galileo y mas tarde en la calle Embajadores 124. Dos de sus hijos se marchan a vivir a Tánger. Su hijo Francisco tuvo un hotel llamado “Imperio” en el Boulevar de Pasteur y su hija Alicia vivía en la calle Dante 1. El tercero de sus hijos, Mercedes, se casó con un alcalaíno.
Muere en Madrid el 8 de marzo de 1978, siendo enterrada en el cementerio de la Almudena.
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